Sintagma nominal
La morfología del euskera es muy rica en la estructura del sintagma nominal y verbal.
La forma de construir los grupos nominales y verbales es compleja, debido a la declinación, a la ergatividad (caso nork) y a la gran cantidad de información que el verbo contiene, no sólo sobre el sujeto, sino también sobre el objeto directo e indirecto. Además, en la forma de tratamiento familiar (hika), el verbo varía sus desinencias según el sexo de la persona a la que se habla, en la segunda persona del singular del alocutivo.
Los sintagmas nominales: la declinación
La lengua vasca dispone de dos medios para reflejar la relación entre los sintagmas de la oración: la declinación y las posposiciones.
- La declinación
Las principales características de la declinación vasca son:
- Los casos, de uno en uno, se añaden a todo el sintagma nominal, concretamente al último elemento que cierra este sintagma: (nire anai gaiztoa, mi malvado hermano) + ari = nire anai gaiztoari (a mi malvado hermano).
- Las correspondientes desinencias son únicas por cada caso, por lo que todas las palabras que deban ser declinadas en determinado caso tomarán la misma marca.
- No existe categoría de género, por lo que los casos sólo diferencian número: singular / plural / indeterminado
- En la declinación, se pueden diferenciar la raíz y la desinencia: gizon (raíz de "hombre") + -ari (desinencia, "al / a la") = gizon-ari ("al hombre").
- Dependiendo de los dialectos, la declinación puede adoptar una forma u otra, por ejemplo: Norekin? ("¿Con quién?") forma común a todos los dialectos, excepto el vizcaíno), Noregaz? Nogaz? (vizcaíno) y Norekilan? (forma enfática del suletino).
- Los casos gramaticales
- Absolutivo: este es el caso utilizado cuando el sintagma nominal cumple la función de sujeto de un verbo intransitivo u objeto directo de un verbo transitivo. En este caso no hay declinación, no se añade ninguna desinencia: Mutila etorri da (El chico ha venido).
Ergativo: es el caso donde el sintagma nominal cumple la función de sujeto de un verbo transitivo y la marca que se añade es -(e) k. Mendiek gero eta zuhaitz gutxiago dituzte (Los montes cada vez tienen menos árboles).
Dativo: en este caso, el sintagma nominal adopta la función de objeto indirecto en aquellas oraciones con tres elementos nor-nori-nork, o de dos elementos nor-nori. La marca que se añade es -(r) i, por ejemplo, Umeari esan diot (Se lo he dicho al niño).
Los casos de lugar: Los casos de lugar varían si se añaden a un nombre animado o a uno inanimado. Ama-rengana joan naiz (He ido donde la madre)/ Etxe-ra joan naiz (He ido a casa).
Otras declinaciones: son las correspondientes a los siguientes casos: instrumental (acerca de qué/quién; mediante qué/quién), sociativo (con qué/quién), genitivo (de quién), motivativo (a causa de qué/quién), destinativo (para quién) y prolativo ([tomado] por qué/quién). Las declinaciones empezadas por "nor" se refieren a seres vivos (a excepción de plantas); las empezadas por "zer", a objetos inanimados y a plantas.
- Sustantivo
Uso: como núcleo, en aposición, etc.
- Adjetivo
Uso: calificativo/epíteto/predicativo, nominalización, etc.
- Determinantes
- mutil + -a = mutila
- (es decir: chico + el (determinante) = el chico)
- mutil + bat = mutil bat
- (es decir: chico + uno (determinante numeral) = un chico)
- Numerales
Léxico, semántica y pragmática
Léxico
Además del léxico patrimonial heredado del protoeuskera existen formas léxicas que son préstamos de otras lenguas, procedentes de:- las lenguas celtas: andere 'mujer' (ant. irl. ainder), zaldi 'caballo', aita- 'padre' (irlandés athair), orkatz- 'corzo' (proto-celta *iorkas, galés iwrch), izoki- 'salmón' (proto-celta *esox). Incluso alguna palabra tradicionalmente considerada de origen euskérico, como (k)harri- (roca), es también céltica (gaélico carraige, bretón karrek, galés carreg).
- las lenguas germánicas: zilar (plata) y urki (abedul)
- el turco: azeri (zorro) y alfer (vago)
- el árabe: zoko (esquina), puxika (globo o vejiga), alkate (alcalde), alkandora (camisa) o azoka (mercado)
- el latín, del que proviene una gran cantidad de palabras, tomadas directamente o a través de lenguas romances como el navarro-aragonés, el gascón, el castellano y el francés: eliza (iglesia), errege (rey), gauza (cosa), doministiku ("dominus tecum", estornudo).
En 1729, el jesuita Manuel de Larramendi publicó en Salamanca una gramática del euskera, a la que titula El Imposible Vencido. El arte de la lengua bascongada, donde hablaba de los diversos dialectos: cita al guipuzcoano, al vizcaíno y al navarro o labortano (que comúnmente es uno mismo, dice).
Una clasificación posterior de los dialectos fue obra del vascófilo Louis-Lucien Bonaparte, sobrino de Napoleón Bonaparte. El mapa fue revisado por el sacerdote y primer presidente de la Academia de la Lengua Vasca, Resurrección María de Azkue (1864-1951).
En 1998, el lingüista Koldo Zuazo realizó una renovación de la distribución de los dialectos, basándose en criterios desconocidos o ignorados por los anteriores autores. Esta clasificación moderna divide al euskera en seis dialectos (en euskera llamados euskalkiak): dialecto occidental; dialecto central; navarro, navarro oriental, navarro-labortano y suletino. Bonaparte consideraba el dialecto roncalés un subdialecto del suletino ("suletino español"), mientras que Azkue lo clasificó como dialecto diferenciado. Esta variante hablada antiguamente en los siete pueblos del Valle de Roncal (Navarra), desapareció definitivamente en 1991 con la muerte de Fidela Bernat, su última hablante. Se podría hablar también de un dialecto hablado en Álava, hoy día completamente extinguido, aunque por la toponimia y los testimonios escritos que se conocen sabemos que era muy parecido al dialecto occidental. La principal fuente de información del vasco hablado en Álava es hoy día el recientemente descubierto manuscrito de Juan Pérez de Lazarraga (siglo XVI), ya que se trata del testimonio escrito más completo.
Los mapas se realizan uniendo en grupos las hablas con coincidencias generales, ya que el euskera se caracteriza por su variedad en giros y acentos. Las diferencias se pueden apreciar de una localidad a otra, e incluso de un barrio a otro. Por ejemplo, si tomamos la palabra ogia (el pan), a lo largo de los territorios vascohablantes encontraremos variantes de la misma palabra como ogiya, ogiye, ogixa, ogixe, uía, uíe, uíxe, oía, etc.
Las diferencias fonológicas, morfosintácticas y léxicas entre dos dialectos geográficamente distantes pueden ser tantas como las que existen entre el catalán y el castellano. Éste es el caso del vizcaíno (extremo occidental) y del suletino (extremo oriental), que se caracterizan por su lejanía respecto a los demás dialectos, y que son hablados precisamente en los dos extremos del dominio lingüístico del euskera. Aun así, para la mayoría de los vascohablantes hablar dialectos diferentes no es un obstáculo insalvable para entenderse. Por otra parte, la inteligibilidad mutua puede depender, además de la distancia geográfica, de la costumbre y el "don de lenguas" de los hablantes, además del nivel de escolarización y del consiguiente conocimiento de la propia lengua más allá del registro coloquial. Un caso ilustrativo puede ser el del vizcaíno: un vascohablante navarro, por ejemplo, puede entender sin grandes dificultades a alguien que habla una variedad occidental, gracias a que no le son extrañas las palabras que utiliza, las cuales ha podido leer en los libros y usarlas en un registro formal. Además, el vascohablante navarro puede acostumbrarse a escuchar euskera vizcaíno en los medios de difusión y hacerse entender con interlocutores vizcaínos, hablando cada uno en su respectivo dialecto, sin excesivas complicaciones. Esto, dicho está, depende de la predisposición, pronunciación, o nivel cultural de los interlocutores. Estas situaciones son habituales en lenguas que se caracterizan por su diversidad dialectal, como son los casos del alemán y el italiano.
A este respecto, el lingüista Koldo Mitxelena opina que
La discusión es mas bien ociosa en cuanto no se arbitre una técnica que permita darle una respuesta precisa, cuantitativa. La estimación de esa magnitud es, además, relativa por necesidad: Para un lingüista, por ejemplo, las diferencias no son grandes y, si el lingüista es un comparatista, las encontrará incluso desesperadamente pequeñas. El mismo criterio de posibilidad de comprensión mutua entre hablantes de variedades distintas, que es al que con más frecuencia se suele apelar, es de dudoso valor. La comunicación mutua depende en alto grado del "don de lenguas", esa capacidad peculiar hecha de versatilidad y mimetismo, de los interlocutores en contacto. Es sabido, por otra parte, que [lo que] en un primer encuentro resulta ininteligible llega a ser comprensible y hasta claro tras un periodo más o menos largo de acomodación y aprendizaje. Sobre el pasado de la lengua vasca, 1964, p.18
Muchas personas han aprendido principalmente el euskera unificado, con mayor o menor influencia del habla de su región. Aunque el euskera batúa es la versión oficial del idioma, los dialectos son muy utilizados en las radios y publicaciones locales, con el objetivo de acercarse más al lenguaje cotidiano. En los casos del dialecto occidental y del suletino, también están presentes en la enseñanza y la propia academia ha dictado normas sobre su escritura. Ello no se contrapone al uso del euskera batúa, pues se considera que la convivencia entre los dialectos y el vasco estándar es una condición indispensable para garantizar la vitalidad de la lengua.Por las condiciones históricas en las que la literatura vasca se ha desarrollado, la comunidad lingüística no ha dispuesto de un único modelo para el uso escrito, sino varios, que no pudiendo imponerse completamente al resto, se han ido desarrollando paralelamente desde el siglo XVI. En los manuales de historia de la literatura vasca se habla de los "dialectos literarios" guipuzcoano, vizcaíno, labortano y suletino, ya que estos son los más utilizados en la producción literaria. Tanto el guipuzcoano al sur de los Pirineos, como el labortano al norte, han sido durante siglos los más utilizados como estándar, y son variedades que ganaron cierto prestigio en sus áreas de influencia, siendo referenciales a la hora de emprender el proyecto de la unificación en los años 60.
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